La
movilidad urbana, el transporte público sustentable, la reducción de emisiones
de gases invernadero, la saturación de vialidades, la inclusión social urbana,
entre otros, son temas que en los últimos años han ocupado el interés de un
gran sector de la sociedad. Desde expertos en la materia, ya sean
ambientalistas, urbanistas, arquitectos (desconozco el por qué), ingenieros en
transporte, etc., así como gobernantes, legisladores y la sociedad civil ...
Cada día surgen debates que se extienden sin llegar a ningún acuerdo, se crean conferencias, exposiciones que se premian con reconocimientos y diplomas sólo por repetir lo que una y otra vez se ha dicho. Se dictan discursos que vanaglorian las intenciones pero que se reprimen en las acciones. Autoridades que se empalman en la necesidad de atender la problemática que ha imperado durante muchos años pero, las mismas voces se ocultan bajo la consecución de un puesto remunerado. Nos llenan de informes, evaluaciones, estudios que se olvidan en la página 300, siendo en sus resultados de palabras variadas, mismas conclusiones; mayor inversión en transporte público, desincentivar el uso del automóvil y promover medios de transporte no motorizado.
Cada día surgen debates que se extienden sin llegar a ningún acuerdo, se crean conferencias, exposiciones que se premian con reconocimientos y diplomas sólo por repetir lo que una y otra vez se ha dicho. Se dictan discursos que vanaglorian las intenciones pero que se reprimen en las acciones. Autoridades que se empalman en la necesidad de atender la problemática que ha imperado durante muchos años pero, las mismas voces se ocultan bajo la consecución de un puesto remunerado. Nos llenan de informes, evaluaciones, estudios que se olvidan en la página 300, siendo en sus resultados de palabras variadas, mismas conclusiones; mayor inversión en transporte público, desincentivar el uso del automóvil y promover medios de transporte no motorizado.
Transporte
público, suena como la solución que puede resolver un problema que va mucho más
allá que eso, pero por otro lado, sería el primer paso para una solución que
englobe gran parte de la problemática urbana. Ahora que se han esforzado en
dejar el problema más que claro y se han propuesto múltiples alternativas, la
siguiente interrogante que surge es ¿Cómo hacerlo? Invertir acertadamente en
transporte público podría ser un problema de debate aún mucho mayor, desde
perspectivas diferentes encontradas, la carencia de visión o hasta la lucha de
intereses, siempre habrá inconvenientes
que sortear.
Pero ya
que es complicado encontrar una salida viable a este problema, por qué no
volteamos a ver al mundo y aprender de las buenas prácticas realizadas en otros
países. Por ejemplo Francia, quien en los años 70´s, tras atravesar una
terrible crisis provocada por el aumento desconsiderado de automóviles y su
uso desmedido, logró revertir esa situación dando su apoyo incondicional al
transporte colectivo urbano y que, en su visión, lo entienden como la única
solución a la movilidad de las ciudades, manteniendo elevados niveles de circulación
y de calidad de vida. Creó un impuesto denominado “Versement Transport (VT)”,
que es aplicado sobre la masa salarial de todas las empresas localizadas en un Perímetro
de Transporte Urbano y las cuales tengan 9 o más empleados. Con éste se comenzaron a
financiar los primeros proyectos para revitalizar los sistemas de tranvías,
subterráneos y trenes ligeros. También crearon las "Autoridades Organizadoras de
los Transportes Urbanos" (AOTU), quien a partir de 1982 y a través del VT, es responsable la
organización y el financiamiento de los transportes públicos
regulares en el interior de los perímetros de transporte urbano. Como ven,
Francia ha sido un referente para el resto de Europa y el mundo, lograron la
integración de sus sistemas de transporte así como la introducción de nuevas
tecnologías de electrificación, control y señalización.
Alemania
ha optado por transferir las competencias del transporte urbano, de su Estado
Central hacia sus Länder (Estados Federales), teniendo como principal fuente de
financiamiento, el 85% del producto de los impuestos sobre carburantes los cuales son dirigidos a la inversión de los principales proyectos
de transporte colectivo urbano. En Suecia, encontraron una forma de mitigar sus
problemas de congestionamiento vial a través de las licitaciones escalonadas
para grandes segmentos del mercado, en el cual, gradualmente, van cediendo las
concesiones de transporte urbano y no en su totalidad a múltiples empresas
privadas exigiéndoles requisitos de calidad muy altos, las cuales compiten entre sí por la
demanda elevando sus niveles de servicio, aunque al país le falta tomar
medidas para aumentar el índice de utilización.
El mundo
nos puede dar muchos ejemplos de cómo obtener recursos para financiar sistemas
de transporte colectivo urbano, medidas para desincentivar el uso del automóvil
y promover el uso del transporte público, bicicleta o caminata. Por ejemplo, Holanda,
Bélgica y Reino Unido que cuentan con una serie de beneficios fiscales, tanto
para trabajadores como para empresas, por el uso de transporte público,
bicicleta o coches compartidos obteniendo desgravaciones en sus declaraciones
fiscales.
Existe una
gran gama de variables para que en el país se puedan recaudar fondos destinados
a proyectos de transporte urbano. A partir de impuestos o tasas como la
tenencia vehicular, que podría dejar de ser un impuesto a la propiedad y
transformarlo en un impuesto verde, considerando el uso del vehículo como
gravamen. A las propiedades inmobiliarias, por espacios de estacionamiento o a
la actividad empresarial (como el VT en Francia). También en la tarificación por
el peaje de infraestructura urbana (como la supervía) o al de estacionamientos
en vía publica (parquímetros). Pero como
en muchos casos, esta recaudación puede perderse en la bolsa de los ingresos de
la nación y no cumplir con un objetivo en específico, para ello se tendrían que
crear las políticas públicas y los instrumentos necesarios para la correcta inversión de los recursos. Crear, como Francia lo hizo, un organismo que sea responsable de la inversión de lo recaudado en proyectos de transporte público, partícipe de
su planeación, diseño y administración y que vaya de la mano con los Planes de
Desarrollo Urbano.
Actualmente, los medios para financiar transporte público urbano en México han sido muy
limitados. De los fondos federales destinados a movilidad, en promedio, se
invierten 48.3% en infraestructura vial, promoviendo el uso del automóvil. El
29% se invierte en pavimentación y sólo 11% es dirigido a inversión en
transporte público, sin mencionar que la inversión en infraestructura ciclista
y peatonal es casi imperceptible. Por otro lado, en 2011 entró en la cámara de
diputados una iniciativa para la Ley General de Transporte Urbano y Suburbano
en la que se planteaba la creación de una comisión Nacional de Transporte Urbano
y Suburbano responsable de un fondo nacional dirigido específicamente al
desarrollo del transporte en el país, financiado por un impuesto a la gasolina,
aunque desconozco qué ocurrió con esta iniciativa.
Para 2013,
se cuenta con el Programa de Apoyo Federal al Transporte Masivo dependiente del
Fondo Nacional de Infraestructura que busca impulsar la movilidad urbana
sustentable en ciudades mayores a 500 mil hab., mediante apoyos financieros y técnicos
a gobiernos locales para realizar proyectos de trasporte masivo. A la fecha
cuentan con 11 proyectos autorizados (9 BRT y 2 trenes) y tienen en análisis para
autorizar 11 proyectos más (9 BRT y 2 trenes). Tanto en este programa como en
la anterior iniciativa no precisan quién se encargará de administrar los
recursos o qué pasará una vez que los proyectos estén terminados, quién los
regulará o de qué manera se integrarán al desarrollo de ciudades competitivas,
vivibles y sustentables.
Hay logros
importantes pero aún falta mucho por realizar. Se han planteado opciones de
financiamiento que sería interesante darles un vistazo más a fondo y sólo espero
que no acaben en las mesas de debate de centros, institutos u organizaciones que
hagan otros mil informes o que la autoridad guarden sus respuestas hasta el próximo periodo
electoral, cuando surja su voluntad politica.
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